El día parecía ser uno más de otros tantos para los vecinos que viven sobre la calle Loyola, cerca del cruce con la Avenida Dorrego, del barrio porteño de Villa Crespo. Pero el ruido de un taladro fue el despertador de muchos madrugadores, y de otros no tanto.
A las 8 de la mañana los obreros municipales comenzaron con el trabajo de romper el piso empedrado para asfaltarlo y transformarlo en un nuevo tramo de bicisenda en la ciudad de Buenos Aires. Varias cuadras de la calle Loyola conservan aún su adoquinado original, un paiseje habitual pero los vecinos.
Juana, una mujer que vive en un edificio ubicado en el cruce con la calle Bonpland, expresa una conformidad parcial sobre la nueva obra en su barrio: “Hace 25 años vivo acá y es la primera vez que veo que se tiene la intención de hacer algo con estas calles. Pero los ruidos son demasiado molestos desde muy temprano y eso me perjudica”.
Varios vecinos coinciden con Juana: creen que se debería primero arreglar el empedrado o pavimentar la calle, para mejorar la ciculación de autos, en lugar de priorizar la de las bicicletas.
La idea del gobierno porteño al habilitar las bicisendas es alentar el uso de este medio de transporte no contaminante, además de darle un espacio exclusivo a los ciclistas para que circulen con más seguridad, y se agilice el tránsito.
“Me gusta la idea de que se empiecen a hacer cosas en nuestro barrio que muchas veces parece olvidado. Estamos a dos cuadras de Palermo Hollywood y parecería que son dos mundos totalmente distintos”, opina Luis, un comerciante que tiene su negocio en Bonpland y que vive desde hace más de 30 años en Villa Crespo.
Fuente: DiarioPublicable
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