Las Cañitas vive una ola de robos a edificios. Lo mismo sufren en Recoleta, Villa Crespo y Almagro, donde también crecen los arrebatos. En Belgrano abundan las “mecheras” y en Palermo, los “bicichorros”.
El crimen del fotógrafo francés Laurent Schwebel en plena Plaza San Martín y a la luz del día sorprendió y conmocionó, pero también puso en evidencia que, si bien se reforzó la vigilancia en los barrios del sur, los delitos en la Ciudad suceden aún en las zonas más acomodadas y con mayor custodia.
En los últimos tiempos, el mapa del delito de la Capital ha sumado nuevos “puntos calientes” a los ya conocidos –los cercanos a las estaciones de trenes, por ejemplo, o las inmediaciones a las villas–, donde se desarrollan modalidades delictivas que van desde los simples arrebatos a los robos a edificios y los asaltos a mano armada. Estos son algunos de los que pudo relevar Clarín : El barrio se encontró el domingo último con que un grupo de delincuentes había entrado a robar a cinco departamentos del edificio de Migueletes 680 en el horario de la tarde, antes de las 17. Previo a los robos, los ladrones habían tocado los timbres para asegurarse de que estuvieran vacíos, según contó a Clarín el encargado, Luis Salinas.
No fue la primera vez que ocurrió : el 8 de enero robaron un departamento del edificio de San Benito de Palermo 1608, contó a Clarín el encargado, Teodosio García Orellano. Antes, el 8 de diciembre, dos ladrones entraron a robar a departamentos de Migueletes 586 y los terminaron atrapando, según el encargado, Jorge Pérez. El mes anterior, en apenas una semana habían entrado dos veces al mismo edificio de San Benito de Palermo 1664 y habían robado en tres departamentos, contó el encargado, Sergio Rivillo. La Policía les dijo entonces a los propietarios que los ladrones tenían una lista con los datos de los vecinos. En todos los casos ocurrió lo mismo: los asaltantes entraron sin violentar la puerta principal del edificio en el horario de descanso del encargado y luego abrieron con barretas las puertas de los departamentos.
Los vecinos comentan, además, que los robos de motochorros y de arrebatadores son habituales.
La zona sufre, desde hace un tiempo, un delito predominante: el arrebato, en particular cometido por motochorros contra los turistas. “Generalmente andan con las cámaras colgadas y los celulares a la vista”, dijo un diariero de la zona del Hotel Alvear. El encargado de un local de accesorios de alta costura coincidió, pero señaló que también son muy comunes los arrebatos en los bares . “Atacan a las señoras que están sentadas en los cafés, en las veredas”, apuntó.
Las calles donde más se repiten los arrebatos contra turistas son Montevideo, Rodríguez Peña y Parera, sobre todo entre Posadas y Guido. Las zonas preferidas por los motochorros son la avenida Callao, sobre todo entre Guido y Alvear, y la propia Alvear, entre Ayacucho y Rodríguez Peña.
Aunque los robos a comercios no son habituales, gran cantidad de negocios tiene la puerta cerrada y sólo la abren con portero eléctrico . Los últimos golpes conocidos fueron a un kiosco de Callao 1800 y al local de Louis Vuitton, en Alvear y Ayacucho.
Más impacto provocó la aparición de una modalidad menos habitual: el robo a edificios. El último caso fue el 22 de enero, cuando entraron en tres edificios de Rodríguez Peña entre Guido y Quintana, informaron los encargados. El más grave fue en Rodríguez Peña 1717: dos hombres se metieron de madrugada en dos departamentos y agujerearon las puertas. Uno estaba vacío, pero en el otro sorprendieron a una pareja.
El barrio vive una situación muy particular, ya que la Plaza del Congreso se ha convertido en un verdadero asentamiento donde duermen más de 100 personas, tal como reveló Clarín esta semana. Según comerciantes de la zona, en la glorieta de Hipólito Yrigoyen y junto a la Caja de Ahorros (Yrigoyen entre Solís y Virrey Cevallos) paran adictos al paco que arrebatan, roban a los transeúntes bajo amenazas y luego se esconden en la plaza . Los bares de la zona –que se extiende a un par de cuadras a la redonda de la plaza– sufren arrebatos y robos de carteras a los clientes, por lo que tienen que estar siempre alertas.
El martes pasado, unos 100 vecinos se reunieron en Castillo y avenida Estado de Israel para refrescar un reclamo: que se haga algo para combatir la inseguridad, sobre todo para prevenir los robos a edificios . El pedido se vio renovado por al menos dos hechos ocurridos en enero, uno de ellos de gran violencia. Juan Jarpa (60), la víctima, hoy tiene que usar una gorra para cubrir los rastros de lo que vivió: “Veinte puntos me tuvieron que dar”, señaló. Vive en Castillo al 100. “Cuando voy a subir el ascensor, me agarran dos tipos. ‘Esto es un robo’, me dicen. Querían subir a mi casa”, agregó. El hombre respondió: “Acá muero yo, pero ustedes no suben”. Lo que siguió fueron golpes en la cabeza con un arma. Los ladrones escaparon sin robar nada y el hombre quedó semi desmayado. Otro vecino de Castillo al 100, Francisco Jasper, señaló que la semana pasada le reventaron los vidrios de su camioneta a los golpes. El robo de autos y a edificios están entre las principales preocupaciones de los vecinos, que incluso lograron que en algunas calles se podaran los árboles para evitar que los asaltantes trepen a los departamentos.
Otra queja es por las casas tomadas .
A partir de las 19, el ambiente en la esquina de Medrano y avenida Córdoba (en el límite entre Almagro y Palermo) comienza a ponerse denso . La mayoría de los negocios baja las persianas, pero algunos siguen trabajando con la puerta cerrada y abren sólo mediante portero eléctrico. En la calle, se acumulan los limpiavidrios, pero no todos se dedican a limpiar los vidrios : entre los que piden monedas, se mezclan los que aprovechan las ventanillas bajas de los autos para arrebatar lo que puedan. Los vecinos señalan en particular a uno que anda siempre con mochila amarillo flúo y gorrita blanca . Los comerciantes agregan que éstos y otros chicos andan por el barrio a toda hora buscando oportunidades. “Todos los días se escucha a señoras gritando porque les robaron la cartera o se ve a una piba corriendo atrás de un pibe porque le afanó el celular”, señaló el encargado de un edificio. Un veterinario contó que frente a su negocio, todos los días, ve cómo menores roban ruedas y estéreos de coches . En los últimos meses, tres comercios y dos departamentos fueron robados en una misma manzana, la de Córdoba-Medrano-Cabrera-Salguero.
Avenida Cabildo y Juramento no es lo que era. “Esto es tierra de nadie”, le dijo a Clarín el empleado de una joyería. Suena extraño, pero según describió el joven, todo empeora a partir de las nueve de la noche. “A esa hora, ya no hay policías ni nada”, aseguró. Los comerciantes afirman que el principal problema son las “mecheras”(hurtan en comercios) y los arrebatos en la calle. “Las mecheras aparecen cada dos, tres o cuatro meses, para que no las identifiquemos”, contó Oscar, dueño de una casa de ropa. “Llegan entre dos y tres, distraen a los empleados y roban. Nos han robado hasta 4 mil pesos en mercadería”, agregó. Susana, empleada de una casa de accesorios, dijo que las “mecheras” le robaron 900 pesos en mercadería. El dueño de un puesto de revistas de Cabildo y Juramento afirmó que ya no se ven tantos motochorros, pero que la zona se llenó de “pungas”. “Roban cuando hay tumultos de gente”, dijo. En la zona también hay asaltos que antes no se veían: el 12 de enero, en Sucre y Cuba, en una salidera bancaria atacaron a un hombre, intervino un policía a los tiros y un joven de 19 años que pasaba recibió un balazo .
Desde hace un tiempo, hay una situación que se repite: bandas de menores que paran cerca del shopping Alto Palermo. Pero a esto hay que sumarle dos cuestiones nuevas: los robos a la gente que cruza la Plaza Las Heras de noche –los vecinos piden cámaras de vigilancia– y la aparición de “bicichorros” . “Son pibes en bici que arrebatan celulares y carteras”, contó Rubén, encargado de un edificio en French 3500. En Billinghurst, Sánchez de Bustamante, Coronel Díaz, Beruti y Austria se repiten los robos de estéreos a coches estacionados en la calle. En Salguero 2310, el encargado explicó que las bandas de menores subieron el nivel de violencia: se enfrentaron frente al edificio y dos tiros rompieron el vidrio de entrada. “Ahora pusimos uno que soporta balas de mayor calibre”, explicó.
Fuente: Clarin.com