Por Lorena Lalín. Esta miercoles alrededor de las 5.30 de la madrugada, me tocó vivir una imagen casi ilusoria. Arriba del colectivo, solamente frenado porque el semáforo estaba en rojo, delante nuestro pasó el tren con la barrera alta.
Todos los días paso por la barrera que se encuentra en la estación Artigas, del ferrocarril Urquiza, ubicada sobre Av. del Campo y Av. Elcano, en el límite de los barrios de Villa Ortúzar y Chacarita. Una barrera de por sí bastante complicada, ya que aunque de un lado está la estación (y es visible), del otro hay una curva muy cerrada y peligrosa que hace imposible ver al tren llegar.
Además de la barrera, en ese lugar hay un semáforo que en muchas ocasiones genera que el tránsito deba frenarse a pesar de que la barrera esté en alto. Ese mismo acto es el que nos salvó la vida esta mañana a mí, como al resto de los pasajeros que estaban en el 111 esta mañana, y a los de los otros dos colectivos, también estacionados, esperando que el semáforo se ponga en verde.
Mientras el colectivo estaba parado, tuvimos el no grato momento de observar como los dos trenes (de cada lado) pasaban por el cruce, mientras las barreras estaban altas. Por supuesto, tampoco había banderillero que controlara el paso de automóviles, para evitar una nueva tragedia.
Tanta fue la sorpresa del colectivero, que decidió cambiar drásticamente de recorrido, y a pesar de que ya podía cruzar la barrera porque, de hecho, ya habían pasado ambos trenes y seguramente no volvería a pasar otro en los próximos minutos, tomó un camino mucho más largo, para luego pasar por otro cruce que fuera un poco más seguro.
Sea un tema del Gobierno de la Ciudad, de Metrovías o de la CNRT, lo fundamental es que alguien tome cartas en el asunto, antes de un nuevo accidente -previsible- y posibles culpas futuras.
No es la primera vez que pasa esto, espero sea la última.
Fuente: Diario Velóz
Además de la barrera, en ese lugar hay un semáforo que en muchas ocasiones genera que el tránsito deba frenarse a pesar de que la barrera esté en alto. Ese mismo acto es el que nos salvó la vida esta mañana a mí, como al resto de los pasajeros que estaban en el 111 esta mañana, y a los de los otros dos colectivos, también estacionados, esperando que el semáforo se ponga en verde.
Mientras el colectivo estaba parado, tuvimos el no grato momento de observar como los dos trenes (de cada lado) pasaban por el cruce, mientras las barreras estaban altas. Por supuesto, tampoco había banderillero que controlara el paso de automóviles, para evitar una nueva tragedia.
Tanta fue la sorpresa del colectivero, que decidió cambiar drásticamente de recorrido, y a pesar de que ya podía cruzar la barrera porque, de hecho, ya habían pasado ambos trenes y seguramente no volvería a pasar otro en los próximos minutos, tomó un camino mucho más largo, para luego pasar por otro cruce que fuera un poco más seguro.
Sea un tema del Gobierno de la Ciudad, de Metrovías o de la CNRT, lo fundamental es que alguien tome cartas en el asunto, antes de un nuevo accidente -previsible- y posibles culpas futuras.
No es la primera vez que pasa esto, espero sea la última.
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