martes, 6 de noviembre de 2012

"LAS LAGRIMAS QUE ME TRAGUÉ", EXTRAÑO FENOMENO DEL OFF

El director Ezequiel Matzkin es coautor junto a la protagonista Marina Castillo del unipersonal "Las lágrimas que me tragué", un pequeño fenómeno de público que puede verse en la sala Vera Vera (Vera 108), en el barrio de Villa Crespo, los sábados a las 22.30.
La obra indaga sobre la dependencia que genera el mundo material e invita a imaginar la posibilidad de vivir sin aquellos elementos de consumo que parecen imprescindibles en la vida cotidiana.
"El espectáculo trata sobre la vida de una mujer que estuvo años en una habitación, el único bien familiar que no logró ser rematado, pero la obra no es realista -comentó Matzkin en diálogo con Télam-, todo lo que se puede contar en forma lineal tiene otra conformación." Según Matzkin, "la historia narra la vida de esa persona a lo largo de su existencia, desprendiéndose de los objetos materiales que la rodean desde niña, hasta que se encuentra sin nada y se enfrenta a sí misma".
"Hay una madre afrancesada que tenía muchas aspiraciones frente a esa hija, que siempre ha estado pivoteando de un lado al otro del mundo, y la madre, con sus obsequios, trataba de atraerla a este lado de la vida; por eso la chica odia tanto los objetos", expresó.
Interrogado por el título de la pieza, señaló: "Nació de una temática que nos interesaba indagar con la actriz -también autora-, y la obra no es realista porque transcurre en un marco rococó, un cuadro antiguo gigante que tiene ruedas y el personaje se va desplazando con él a través del espacio".
Esa metáfora de la habitación que la mantuvo encerrada de por vida refleja "los objetos de los que el personaje se empieza a desprender en la escena y que son cosas que remiten a su propia historia y a algo muy puntual que pueden evocar".
El director es, además, sociólogo y dijo que sus temáticas "tienen inevitablemente que ver con cuestiones que orillan lo social sin entrar en lugares comunes o en lugares más bien históricos; en este caso es una cuestión que no deja de tener raigambre social pero esconde también algo económico".
"La fiebre del consumo produce tanta angustia porque deriva el deseo hacia ese lado -explicó- y también actúa como presencias, porque a veces hay objetos que serenan por el solo hecho de estar, un celular, un reloj, una computadora..." Sobre la forma de trabajo con la actriz Marina Castillo señaló que comenzó con improvisaciones en las que él funcionó como un guía, "siempre con el punto nodal de indagar acerca de qué sucedería al quedarse sin los objetos que la amparaban".
"Si bien era un tema difícil lo importante era no caer en un drama puro, algo que hubiera odiado, la obra es muy graciosa dentro de su tema y muy mágica, lo que sucede con el espacio, ya que hay un marco luminoso muy extraño", apuntó.
Calificó a la respuesta del público como "increíble", y añadió estar sorprendido "porque no es una obra que puede interesar a cualquiera, sé que no hablo de una cuestión convencional, pero la recepción es notable; trabajamos con el `non sense` y hay una serie de cosas que hace que a la obra se la puede captar casi hacia el final".
Fuente: Terra

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